El agua, el líquido más preciado de la humanidad

Este 22 de marzo se vuelve a celebrar, como cada año, el Día Mundial del Agua. Este día tiene como objetivo difundir la importancia del agua dulce y de las funciones ambientales y los servicios ecosistémicos que proporciona, incluyendo su importancia socioeconómica. Su creación fue recomendada durante la Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992 en Río de Janeiro.

Los problemas que se encuentran a lo largo del ciclo del agua están socavando el progreso en los principales conflictos planetarios: desde la salud hasta el hambre, desde la igualdad de género a los trabajos, pasando por la educación, la industria, los desastres naturales y la falta de paz.

En 2015, el mundo se comprometió con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6 como parte de la Agenda 2030: la promesa de que todos tendrían agua y saneamiento gestionados de forma segura para 2030. Sin embargo, a día de hoy, el mundo se encuentra muy lejos de conseguirlo.

El acceso al agua es un bien que debería ser universal pero la realidad es que los datos contrastan con este ideal. Os dejamos algunos poco alentadores que dan muestra de lo mucho que queda por hacer:

  • 1,4 millones de personas mueren anualmente y 74 millones verán acortada su vida a causa de enfermedades relacionadas con el agua, el saneamiento y una higiene deficientes.
  • A día de hoy, 1 de cada 4 personas (2.000 millones de personas) en todo el mundo carecen de agua potable segura. 
  • Casi la mitad de la población mundial (3.600 millones de personas) carece de un saneamiento seguro de agua 
  • A nivel mundial, el 44% de las aguas residuales domésticas no se tratan de forma segura. 
  • Se prevé que la demanda mundial de agua (en extracciones de agua) aumente en un 55 % para 2050

Pero, ¿qué estamos dispuestos a hacer cada uno de nosotros para mejorar esta situación?, ¿cómo podemos contribuir a hacer un uso responsable del agua?

Desde One World To Book, tal y como hace la ONU, os dejamos algunas sugerencias:

  1. Tomar duchas más cortas y no dejar el grifo abierto al cepillarse los dientes, lavarse la cara, lavar los platos o preparar la comida
  2. Comprar alimentos locales y de temporada. Buscar productos que hayan sido elaborados utilizando menos agua
  3. Hablar sobre la conexión fundamental que existe entre los retretes, el agua y la menstruación
  4. Averiguar de dónde procede el agua que utilizo y cómo se distribuye.  Visitar una planta de tratamiento para saber cómo se gestionan los residuos.
  5. Repartir las tareas de recogida de agua entre mujeres y hombres, niñas y niños.
  6. Plantar un árbol o crear un jardín infiltrante; utilizar soluciones naturales para reducir el riesgo de inundación y almacenar agua.
  7. Reparar las fugas de agua en tuberías y desagües, vaciar las fosas sépticas llenas y denunciar los vertidos de lodos de depuración.
  8. Escribir a los cargos electos en relación con los presupuestos destinados al agua a nivel nacional e internacional.
  9. No tirar restos de comida, aceite, medicamentos ni productos químicos por el retrete o el desagüe.
  10. Participar en batidas de limpieza de los ríos, lagos, humedales o playas de mi localidad.

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